7 noviembre, 2020 Moj@dministr4d0rwp

El legado fenicio en nuestras salazones

EL ORIGEN DE UN PUEBLO COMERCIANTE Y MARINERO

El pueblo fenicio comparte origen con el judío y llegó a la costa de Siria y Palestina alrededor del siglo XII a.C. junto con el pueblo hebreo.
El problema que tuvieron estos, sin embargo, fue que la porción de tierra que había entre el mar y las cordilleras eran mínima, obligando desde el principio a que tuvieran que lanzarse al mar en busca de víveres con los cuales abastecerse. Pronto comenzaron a realizar intercambios comerciales con Egipto y Creta, creando un eje vertebrador del comercio. Este es el origen y naturaleza de este pueblo esencialmente marinero y comerciante.
Sabemos que el pueblo fenicio pronto comenzó a crear puertos francos en otros lugares para comerciar con los pueblos autóctonos de la zona buscando elementos como metales preciosos y todo tipo de materias primas. A cambio, estos solían agasajar a sus jefes con productos manufacturados, lo que les permitía en muchas ocasiones llegar a crear colonias en dichos territorios.

LLEGADA A LA PENÍNSULA IBÉRICA

Bajo esta misma dinámica llegaron a crear asentamientos y establecimientos comerciales en toda la costa sur de la Península Ibérica, territorio este muy rico en metales y en pesca.
Las colonias fenicias más importantes en la Península Ibérica fueron las siguientes:
– Gades: Fue la más importante, debido a su posición estratégica y a que desde allí se controlaba la pesca del afamado atún.
– Ispal: siendo más bien un puerto comercial, su importancia reside en la orientalización que dejo en los pueblos periféricos, como fue el caso de Tartesos.

EL LEGADO DE LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES.

La extensión de la actividad comercial fenicia alcanzó una considerable amplitud desde comienzos del VIII y sobre todo en el VII a. C., en su actividad colonizadora buscó nuevas fuentes de riqueza en la industria de la pesca -almadrabas de atún- y las salazones. También debe atribuirse a los fenicios la introducción a gran escala de las salinas, estrechamente vinculadas a esta actividad salazonera del atún.
Y así fue como llegó la almadraba de atún y las salazones de pescado a la Península Ibérica y así se han mantenido con el paso de los siglos, dando lugar a un producto inigualable cargado de sabor e historia como es la mojama de atún. Es tarea del Consejo Regulador de las Indicaciones Geográficas Protegidas Mojama de Barbate y Mojama de Isla Cristina velar por el estricto seguimiento en la elaboración y control de calidad de este auténtico legado del nacimiento de la cultura mediterránea.

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